La participación de los empleados en los planes y proyectos de gestión ambiental es fundamental, tanto como la de la alta gerencia. Para alcanzar el éxito se requiere realizar procesos de motivación (Robbins, 2002)
Los estímulos tienen distintos efectos de individuo a
individuo, por tanto, los encargados del manejo de los recursos humanos no
deben seguir un programa ajustado para motivar a todos los empleados; ellos
deben tener en mente los diferentes factores de motivación y desarrollar un
sistema de recompensas que satisfaga a todos los trabajadores (Govindarajulu,
2004).
Un sistema de recompensas como lo mencionan Govindarajulu y
Daily (2004) dentro de los cuatro factores que se asocian al funcionamiento de
la gestión medioambiental, suele ser efectivo para motivar a los empleados,
sobre todo las monetarias, las cuales pueden ser uno de los motivadores más
fuertes para inducir a empleados a que participen en esfuerzos ambientales. Lo
anterior es reforzado por Fernández et. al. (2003) al manifestar que algunas
empresas utilizan sistemas de reconocimiento público para alcanzar los
objetivos en el área de medio ambiente. Esto es con frecuencia una remuneración
financiera. Daily (2001) menciona que un buen sistema de recompensas permite
que los empleados continúen con las buenas prácticas medioambientales.
Ciertos elementos son los que determinan cómo los empleados
pueden llegar a estar involucrados en cuestiones de medioambiente. Forman y
Jorgensen (2001) destacan la necesidad de que la gerencia se sienta capaz de
involucrar a los empleados a partir de cuatro aspectos básicamente:
a). Las tareas ambientales detrás
de los empleados.
b). El tipo de tarea en la que
los empleados deben estar involucrados.
c). La determinación de la
concentración en el trabajo.
d). Los trabajadores específicos
que van a participar en tales tareas.
Reforzando la necesidad de dar entrenamiento a los empleados
manifestado por Fernández (2003), Henning (2001) menciona que la educación y el
entrenamiento de la fuerza laboral ha sido reconocida como un ingrediente
esencial en la promoción e implantación de prácticas de gestión medioambiental
en las organizaciones.
Por otro lado (Del Brío et. al, 2001) encontraron que a
pesar de que un reducido número de empresas de su muestra reportaron que
alcanzaron menos del 50% de éxito al implantar ISO 14001; la principal razón
por la que éstas compañías manifestaron haber fallado fue la carencia de
entrenamiento de los empleados.
Son diversas las causas por las cuales las empresas deciden
implantar un sistema de gestión medioambiental: Obtener una certificación,
mejorar la imagen, disminuir los costos, responder a presiones externas a la
organización, entre otras.
El recurso humano juega un papel muy importante en la
implantación de sistemas de gestión medioambiental, sin embargo, se trata de un
recurso muy complejo, debido a que cada persona actúa de manera diferente ante
la misma situación, por lo que es importante que la persona encargada de su
manejo tenga la habilidad de identificar las características de los empleados y
con base en ellas, diseñar programas de motivación que permitan que los
empleados decidan participar en este proceso, esto debido a que, con frecuencia
los empleados consideran la implantación de un nuevo sistema como un trabajo
adicional y se les dificulta incorporarlo a su trabajo diario.
El líder de la organización tiene la difícil tarea de lograr
que los trabajadores logren integrarse a esa nueva cultura, a través de ciertas
estrategias encaminadas a la concientización de los trabajadores sobre la
importancia de implantar sistemas de gestión medioambiental como parte de un
compromiso social, así como los beneficios personales y de la organización que
este proceso proporciona.
Una comunicación efectiva y lograr involucrar a los
empleados en los esfuerzos medioambientales favorecerá el éxito en la
implantación de este sistema, agregando por supuesto el oportuno entrenamiento.
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